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La voz de la madre antes de nacer y su rostro, luego del nacimiento, son los dos primeros textos de un ser humano. Sabemos de sobra, gracias a la ciencia, que a los cuatro meses de gestación en condiciones normales, el feto es capaz de reconocer y distinguir la voz de la madre de otras voces. Al nacer, como dice Evelio Cabrejo, el bebé necesita voz, leche y caricias. Por eso en todas las culturas existen las canciones de cuna. Esta música o poesía, es necesaria para todo bebé. La capacidad de escucha es aguda y de alta precisión desde el vientre materno, lo cual permite ir acumulando un repertorio musical en el cerebro que luego del nacimiento indica lo que hay que hacer para empezar a comunicarse. De ahí la importancia de leer en voz alta desde los primeros días de iniciada una vida humana y de continuar mediando textos a través de la voz.
Nunca es muy pronto para iniciar la lectura
a un niño o una niña y siempre hay que estar
dispuestos a narrar, a contar, a describir, a arrullar
con la melodía de un poema, una rima, una
canción de cuna o un cuento. Niños y niñas
irán guardando en la memoria de todo su
cuerpo sonidos que a su vez serán los que
les ayuden a configurar su propia voz.
A medida que avanza la edad, estos primeros textos serán indispensables, no tanto para devenir en seres intelectuales, sino para alimentar las competencias naturales de comunicación con las que todo ser humano nace. Conocer la lengua es tan sencillo como narrar un cuento breve, pues en él está presente toda la lengua. Y conocer la lengua es también comprender que somos parte de una cultura particular que puede diferenciarse de otra y dialogar con ella.
La sensibilidad hacia la voz y sus sonidos es un camino de ida y regreso que va ayudando a construir sentidos. Ir y venir en el vaivén de las palabras, es aprender a curiosear y en ese ir y venir se irán cruzando preguntas, territorios, nuevas formas de decir, otras palabras y muchos textos escritos en la naturaleza, en los rostros de otra gente, en los sonidos del campo o la ciudad. Por eso, leer juntos atrae la capacidad de preguntar, de nombrar, de imaginar, de explorar, de jugar con las palabras, de buscar maneras nuevas de aprender y desaprender, de aventurar.
Psicoanalista y lingüista colombiano director del Departamento de
Investigaciones lingüísticas de la Universidad de Paris, Máster en
Lingüística y Filosofía de la Universidad de La Soborna.
La voz tiene una musicalidad particular,
así que por la lectura en voz alta los
bebés y los niños en edad temprana irán
comprendiendo que leer es una experiencia
agradable e irán armando una biblioteca
interior personal para toda la vida.
Psicoanalista y lingüista colombiano director del Departamento de
Investigaciones lingüísticas de la Universidad de Paris, Máster en
Lingüística y Filosofía de la Universidad de La Sorbona.
A medida que avanza la edad, estos primeros textos serán indispensables, no tanto para devenir en seres intelectuales, sino para alimentar las competencias naturales de comunicación con las que todo ser humano nace. Conocer el lenguaje es tan sencillo como narrar un cuento breve, pues en él está presente todo el lenguaje . Y conocer el lenguaje es también comprender que somos parte de una cultura particular que puede diferenciarse de otra y dialogar con ella.
La sensibilidad hacia la voz y sus sonidos es un camino de ida y regreso que va ayudando a construir sentidos. Ir y venir en el vaivén de las palabras, es aprender a curiosear y en ese ir y venir se irán cruzando preguntas, territorios, nuevas formas de decir, otras palabras y muchos textos escritos en la naturaleza, en los rostros de otra gente, en los sonidos del campo o la ciudad. Por eso, leer juntos atrae la capacidad de preguntar, de nombrar, de imaginar, de explorar, de jugar con las palabras, de buscar maneras nuevas de aprender y desaprender, de aventurar.
Sin embargo, es probable que muchos niños y niñas no hayan experimentado la lectura en compañía y que muchos adultos tampoco. Si una mamá o maestra, un papá o maestro toman
la iniciativa de leer junto con los niños y niñas con los que comparten su tiempo de manera grata y amena, los pequeños echarán a volar la imaginación e irán entendiendo que la lectura es la llave que abre la puerta a muchos mundos, a situaciones parecidas a las que a ellos y ellas les inquietan o preocupan. Siempre es bueno tener un cuento o un poema a mano. Siempre es indispensable leer a solas y leer acompañado, porque las palabras compartidas con otro son espejos en donde podemos ver, a través de personajes y situaciones, el reflejo de nuestras vivencias. Como sólo hay una niñez y pasa muy rápido, los arrullos, las canciones de cuna, los cuentos, las retahílas, las adivinanzas y los poemas, no deben faltarles a los pequeños, sobre todo en la voz de los adultos que los crían y acompañan a aprender. En las palabras leídas por otro, se encuentran claves para superar miedos, situaciones que incomodan, se comprenden fenómenos por los que los niños y las niñas se preguntan en ciertas etapas con angustia o desolación, se aclaran sentimientos y encuentran soluciones que les permiten equilibrio y bienestar. En últimas, leer y leer juntos, nos acerca y nos humaniza, nos construye puentes de comunicación entre los niños y los adultos y nos permite cultivar el lenguaje y la cultura a la que pertenecemos.
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